sábado, 4 de abril de 2009

Proyecto S. Parte 3

Sonny me ayudó a levantarme. Tenía toda la parte derecha de mi delantal manchada con café. Mis papeles estaban pegoteados al escritorio, pero de eso me encargué después. Lo primero que hice, bueno, que me obligaron a hacer fue llevarme a la pequeña enfermería del DELUB, donde me había quedado cuando me desmayé. Sonny me sentó allí y yo pensando que me haría algún reconocimiento de rutina comencé a recostarme, pero Sonny me detuvo cuando casi estaba por tocar el almohadón con la cabeza.
-No, siéntate. –Me ordenó.
Si Sonny quería hablar conmigo, yo no iba a ser quién lo detuviera. Tal vez era el momento para arreglarnos y volver a ser los amigos que éramos antes de su confesión. Esperé como buena chica a que hablara, pero no podía controlar el movimiento de mis piernas que cuando tienen que estar quietas se mueven como locas. Sonny puso su mano sobre la punta del tacón de mi zapato y me miró.
-Lo siento. –Me dijo.
Puse cara de paleta. Yo sé que eso no existe, pero para mí, esa expresión quiere decir que no tenía expresión. Era tan inerte como una paleta. Sonny se mordió el labio y comenzó a jugar con sus dedos sobre mi zapato.
-Yo vi cómo Mike estaba sobre ti.
-¿Qué? –alcancé a decir antes de que la ira me invadiera como torbellino. ¿Qué me había visto con Mike? ¡Y no había hecho nada! Cerré los ojos tratando de concentrarme en no explotar allí mismo. Las experiencias raras se estaban volviendo pan de cada día y eso me cansaba.
-Lo siento –volvió a disculparse.
-No hiciste nada… -murmuré. -¡Nada!
Respiré hondo usando mi energía de reserva para no reventar. Sonny se levantó y miró hacia el vacío detrás de mí.
-Sé que no hay excusa, pero fue todo tan rápido…
-¿Rápido? –mascullé con la ira en la punta de la lengua.
-O sea, yo llegué y al cabo de cinco segundos Mike se levantó y salió de la habitación. Luego te pusiste a reír. Iba a preguntarte si estabas bien, pero todos comenzaron a llegar y te vieron…
-¿Mike te vio? –tiré la pregunta sin importarme si lo había interrumpido o no.
-Creo que sí… aunque no estoy seguro… -dudaba en serio.
-Está bien.
Bajé de la camilla y me encaminé a la puerta.
-Lo único que voy a decirte Sonny, es que esto era lo único que no me esperaba de ti.
Y salí dando un portazo.
Me dirigí a mi puesto, no me fijé en si alguien me miraba, ni siquiera si querían hablar conmigo. No estaba en condiciones de hablar con nadie. Tomé todos los papeles sin importarme si me chorreaban café o si me manchaban más el delantal o el pantalón. Puse todo entre mis brazos y partí al ascensor.
-¡Yal! –oí que me llamaban. Volví la vista y me encontré a Lam con cara de interrogante. -¿Te vas?
-Sí, necesito descansar, por favor, volveré mañana. Tal vez pasado.
-Pero el proyecto... –Lam parecía que se iba a ahogar.
-Dile a tu grandioso equipo de trabajo que lo siga haciendo por mí. Por favor Lam, de verdad necesito descansar.
Lam retrocedió ante el fuerte tono de mis palabras. Estaban ordenando más que pidiendo. Me mordí el labio incapaz de pedir disculpas. Estaba muy enojada como para hacerlo.
-Está bien… -dijo muy bajo.
-Lam, -me acerqué a él y le tomé el hombro. –No voy a dejar esto botado, pero realmente necesito un descanso.
-Las mentes maestras no necesitan descanso –oí que decían detrás de mí.
No fue necesario darme vuelta para saber que la voz era de Mike. Pero no iba a discutir. No tenía ánimos ni la energía suficiente como para decirle nada, tampoco se me ocurría. Me volví lentamente y sin mirarlo pasé a su lado.
-Quizá yo no sea una mente maestra –murmuré al pasar.
La puerta del elevador estaba abierta, de seguro que Mike había salido de allí, pero ya me importaba un reverendo bledo. No iba a hacerme mala sangre por nada y menos por Mike… ni siquiera me alcanzaba un poco de rabia para Sonny. Y viendo la cara de todos en el DELUB que me miraban con una cara de: “lo sabíamos, está loca”, esperé a que la puerta se cerrara y dejar atrás lo que allí hubiera pasado.

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