lunes, 5 de enero de 2009

Elemento S. Parte 2.

-Bueno, -comenzó a decir Lam con ese acento suyo tan conocido que nos hacía saber al momento que lo que iba a decir era de suma importancia, lo que claramente me incomodaba. Si había algo malo y yo era la última en enterarme obviamente se trataba de algo malo que “yo” había hecho. –los reuní aquí por una sola razón.
-La que todos sabemos.-Convino el idiota. Lam asintió.
-Todos menos Yal.
-Ah, pero es la nada misma, -bufé de disgusto, pero Lam lo miró sin hacer ningún comentario. –Creo que deberíamos discutirlo al tiro, ya saben, “qué haremos”.
-Calma Parodi, tenemos que informar de esto a Yal, es importante.
-Como quiera. –Y se encogió de hombros.
Lo miré a los ojos preguntándome qué había hecho yo en la vida para merecerme tal trato de su parte, y lo odié más. Sonny se adelantó para mirarme por delante de Mike y me hizo una mueca de que me calmara. Traté de hacerlo, pero casi me era imposible. Lo detestaba más que cualquier cosa en el mundo, no lo aguantaba, lo quería lejos de mí y aún así, aunque todos mis deseos lo alejaran de mí, ahí seguía, a mi lado, fastidiándome hasta el cansancio. Ojala, pensé, algún día le pase algo tan malo que sólo dependa de mí… El carraspeo de Lam me hizo girar y dejar de prestarle atención al imbécil ese.
-Bueno Yal, te preguntarás que haces aquí.
-Claramente. –Le contesté. Mike ahogó una risa, pero me hice la que no le oía.
-Trataré de explicarle lo más fácil posible, sin darme rodeos ni nada.
Asentí. Me ponía muy nerviosa saber qué era lo que estaba ocurriendo, en especial, me sentía curiosa de entender qué diablos hacía Mike ahí, él no pertenecía a nuestra sección, añadiendo por demás que me refería a mí y a Sonny como “nuestra sección”. También me preguntaba qué hacía Dana en la oficina, pues tampoco su campo era la radioactividad ni elementos químicos energéticos, ella sólo se preocupaba por los elementos ya descubiertos por grandes investigadores y les encontraba la composición y si podía hallar algo para usar como energía, pero nada más.
-Su elemento, al que llamamos S, como usted lo sugirió…
-Un nombre poco científico debo acordar… -interrumpió Mike. Lam lo miró, pero no le dijo nada, como siempre. Yo apreté la mandíbula, pero seguí mirando a Lam directamente a los ojos.
-Su elemento, como dije, es el causante de que estemos ahora, aquí, reunidos.
-¿Mi elemento?... ¿Tiene algo de malo?
-Oh, no… -me dijo sonriendo. –Al contrario, creo, señorita Yaladaki, que está apunto de ganar el premio Nobel de Ciencias.

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